Una vez publicados y comentados los textos de presentación con que dimos inicio de forma satisfactoria a las actividades de creación de nuestro taller, es hora de subir la apuesta y aventurarse a desafíos más retadores (o retos más desafiantes). Es por eso que ahora nos internaremos en las oscuras aguas del monólogo interior y el fluir de la conciencia, dos técnicas narrativas contemporáneas que tuvieron su apogeo en el siglo pasado y cuya vigencia perdura con la misma fuerza de entonces.
Si bien ambas son productos de la influencia del psicoanálisis, el monólogo interior y el fluir de la conciencia son dos modalidades diferentes, pero que en su conjunto pueden definirse de la siguiente manera: técnicas narrativas por medio de las cuales los pensamientos de los personajes son revelados de forma tal que parecen no estar controlados por el autor. Su propósito es el de revelar los sentimientos y emociones más íntimos del personaje en el mismo instante en que se producen consciente e inconscientemente. El narrador relata impresiones fugaces en forma incoherente, sin un determinado orden temporal. Tanto conciencia como inconsciente fluyen libre y caóticamente, sin una organización lógica y con un narrador cuya única función es transcribir los pensamientos -que no son pronunciados verbalmente por el personaje- tal cual son eyectados por su mente. Cuando esta escritura automática es tan delirante que incluso carece de puntuación e incurre en errores ortográficos, se trata de un fluir de la conciencia. Cuando ese mismo caos al menos se ciñe a la sintaxis y la ortografía (literal y puntual), estamos en presencia de un monólogo interior.
Ejemplo de fluir de la conciencia: "el día que estábamos tumbados entre los rododendros en Howth Hesd con su traje gris de tweed y su sombrero de paja yo le hice que se me declarara sí primero le di el pedazo de galleta de anís sacándomelo de la boca y era año bisiesto como ahora sí ahora hace 16 años Dios mío después de es beso largo casi perdí el aliento sí dijo que yo era una flor de la montaña sí eso somos todas flores un cuerpo de mujer sí ésa fue la única verdad que dijo en su vida y el sol brilla para ti hoy sí eso fue lo que me gustó porque vi que entendía o sentía lo que es una mujer...". (Fragmento de Ulises, de James Joyce.)
Y ahora la tarea para esta semana: Escribir un relato empleando el monólogo interior o el fluir de la conciencia. El tema es libre y la extensión, de un máximo de 2.000 caracteres. Tienen plazo hasta el lunes para subir sus textos al blog. (Sé que se trata de una técnica compleja, pero esto es juego y experimentación, así que no hay excusa que valga. Cualquier duda o aprensión, háganmela saber por este mismo medio. ¡Suerte y a escribir se ha dicho!)
Si bien ambas son productos de la influencia del psicoanálisis, el monólogo interior y el fluir de la conciencia son dos modalidades diferentes, pero que en su conjunto pueden definirse de la siguiente manera: técnicas narrativas por medio de las cuales los pensamientos de los personajes son revelados de forma tal que parecen no estar controlados por el autor. Su propósito es el de revelar los sentimientos y emociones más íntimos del personaje en el mismo instante en que se producen consciente e inconscientemente. El narrador relata impresiones fugaces en forma incoherente, sin un determinado orden temporal. Tanto conciencia como inconsciente fluyen libre y caóticamente, sin una organización lógica y con un narrador cuya única función es transcribir los pensamientos -que no son pronunciados verbalmente por el personaje- tal cual son eyectados por su mente. Cuando esta escritura automática es tan delirante que incluso carece de puntuación e incurre en errores ortográficos, se trata de un fluir de la conciencia. Cuando ese mismo caos al menos se ciñe a la sintaxis y la ortografía (literal y puntual), estamos en presencia de un monólogo interior.
Ejemplo de monólogo interior: "Secretos en las esquinas. De puntillas en chinelas por miedo de que se despierte. Luego preparándolo. Sacándolo. Maruja y la señora Fleming haciendo la cama. Nunca se sabe quién lo manipulará a uno cuando esté muerto. Lavado y champú. Creo que cortan las uñas y el cabello". (Fragmento de Ulises, de James Joyce.)
Ejemplo de fluir de la conciencia: "el día que estábamos tumbados entre los rododendros en Howth Hesd con su traje gris de tweed y su sombrero de paja yo le hice que se me declarara sí primero le di el pedazo de galleta de anís sacándomelo de la boca y era año bisiesto como ahora sí ahora hace 16 años Dios mío después de es beso largo casi perdí el aliento sí dijo que yo era una flor de la montaña sí eso somos todas flores un cuerpo de mujer sí ésa fue la única verdad que dijo en su vida y el sol brilla para ti hoy sí eso fue lo que me gustó porque vi que entendía o sentía lo que es una mujer...". (Fragmento de Ulises, de James Joyce.)
Y ahora la tarea para esta semana: Escribir un relato empleando el monólogo interior o el fluir de la conciencia. El tema es libre y la extensión, de un máximo de 2.000 caracteres. Tienen plazo hasta el lunes para subir sus textos al blog. (Sé que se trata de una técnica compleja, pero esto es juego y experimentación, así que no hay excusa que valga. Cualquier duda o aprensión, háganmela saber por este mismo medio. ¡Suerte y a escribir se ha dicho!)
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