I
Me pasó a buscar a las 6 en punto a la oficina. Tuvo que esperarme 30 minutos; por apurón le pasó.
- Ya estai escuchando Coldplay, hueón – Fue lo primero que le dije cuando me subí al auto.
- Puta, me gustan. ¿No te acordai que fuimos al recital y que cantaste todas las canciones?
- Eso era para engrupirme a la Marcela. No era ni tan rica y harto cara que me costó la entrada. ¿Puedo poner música de hombre ahora?
Camino a su casa me contó lo que le pasaba: lo había llamado la maraca de su ex. Mientras me lo decía y me repetía palabra por palabra la conversación, a la manera de las mujeres, me acordé de las pizzas. No sabía en que minuto de la conversación, o monólogo mas bien, lo podía interrumpir para hacerle notar que hacía unas cuantas cuadras habíamos dejado atrás la pizzería. Le indiqué un lugar donde se podía virar en “u” para devolvernos a comprar.
Lo observé bajarse del auto, pedir la pizza, esperarla, pagarla: tiritaba entero. Y todo por una mujer. Mientras encendía un cigarro me pregunté por enésima vez que fue lo que le encontró, primero para calentarse con ella, y segundo para enamorarse de esa manera tan enfermiza. Era la típica chilena, de esas que cuando uno las describe se da cuenta que existen cientos como ellas: ni tan chica ni tan baja, ni gorda ni flaca, con el pelo castaño oscuro y los ojos de color café. Si en este momento el gil le está pagando a una igualita la pizza.
Escucho a Coldplay de nuevo y me doy cuenta que se le quedó el celular en el auto. Es ella. Le contesto. Está llorando.
- Soy el Toño, asi es que podi dejar el show de lado.
- Pásamelo por favor.
- No está acá.
- No te creo. Nunca deja de lado su teléfono. Si incluso hasta peleábamos por eso.
- ¿Y para qué te voy a mentir? En todo caso, aprovechando esta linda conversación, me gustaría harto que la cortaras.
- ¿Cortarla de qué?
- No te hagai la niña de las monjas conmigo.
- Y tú no te hagas el excelente amigo conmigo.
Maraca y la puta que la parió. Preferí cortar y apagar el teléfono. Ella misma me había coqueteado todo el tiempo hasta que no aguanté más, mal que mal soy hombre y el otro gil muy amigo mío será pero uno tiene sangre en las venas. Y ya me estaba arrepintiendo de andar de paño de lágrimas de una relación enfermiza y tener que escuchar una y otra vez lo mismo.
II
Por supuesto que llegué con resaca al otro día a trabajar. Bajé a comprarme dos botellas de agua mineral al negocio más cercano y aproveché de conversar un poco con la tetoncita que atiende. Aunque está harto rica, no me convendría tenerla tan cerca para que me vigile o me pida explicaciones.
Suena mi teléfono y es el ahogado de amor. Quiere preguntarme si es verdad que anoche la maraca lo llamó varias veces y que yo le cortaba o él se lo imaginó. ¿Y cuál es la diferencia?, le pregunté. Mucha, me contesto, porque si es así, significa que aún me ama.
III
Como su amigo lo único que me queda es ayudarlo a olvidarla. Y, aunque le he dado varias vueltas, creo que lo mejor será que le cuente de la vez esa.
No fue mi culpa; eso demás que lo entenderá. Estábamos todos igual de borrachos, y la tonta se me ofreció solita: se apoyó en mi hombro, me dijo que estaba media confundida con sus sentimientos, que quería saber mi opinión... y me dio un beso. ¿Qué iba hacer yo si se me estaba ofreciendo? Obvio que aproveché. Además, haciendo memoria, recién estaban saliendo, como que no tenían nada serio. La toquetié lo que más pude y así supe que estaba harto rica. Pero no seguí más allá por esa cosa de la amistad.
- Tengo que contarte algo. Igual es un tema un poco complicado, pero te va a servir para olvidarla.
- Pero déjame que te cuente yo primero: anoche fui a su casa, conversamos, y estamos juntos de nuevo!
4 comentarios:
Ufff... buenísimo el relato. No es sólo cosa de mujeres el necesitar a una amiga en momentos de debilidad, es una cosa universal! Me encantó el giro que tomó la historia al final... y bastantes historias que se ven así. Me habría gustado saber en qué continuaría, ¿le diría lo que tuvo con ella o se quedaría callado?
Muchas felicitaciones, es un relato buenísimo!
Me encanto!!! muyy bueno, bien escrito, tiene emociòn, realismo, es entretenido, es muy minos toda la historia, el canchero y el enamorado, un clasico! las referencias a la polola, idem, es como imagino que los hombres describen a las mujeres (sorry, no tengo muchos hombres cerca mio en los ultimos años, amigos o whatever, he perdido un poco la brujula), so, en que iba? eso, muy bueno! pero, sorry, al final, le falto texto, algo mas que 5 palabras "estamos juntos de nuevo" pa terminar la historia que estaba potente en si. de verdad. un poco al menos. eso,
Muchas felicitaciones.
Encontré que la idea era potente, un relato bien logrado en muchos pasajes, sin embargo (y reitero lo mismo que ya comenté en otro de tus textos) y aunque sé que los hombres en general hablan así, me sigue chocando el uso excesivo del garabato.
El relato me gustó harto Claudia, aunque me da la sensación de que algunas partes estaban de más (- Eso era para engrupirme a la Marcela. No era ni tan rica y harto cara que me costó la entrada. ¿Puedo poner música de hombre ahora?) y le quitan fuerza al escrito, lo hacen un poco largo en partes que no son necesarias (el primer párrafo, por ejemplo) y se hace un poco corto en lo más potente (el final). El uso del garabato lo encontré bien. Entre nosotros, harto maricón el amigo! tanto como la mina.
Súper bueno, lo que te comenté son solo detalles, la idea estuvo muy buena :D
Publicar un comentario