martes, 4 de mayo de 2010

Hasta que la muerte nos separe

Abre los ojos cansada, como si no hubiera dormido en toda la noche, con el dolor de cabeza punzante que la acompaña casi a diario. Está sola en la cama. Él se ha ido a trabajar. Otro día de silencio.

Se levanta, se ducha, se maquilla, se viste, se perfuma. Con manos inquietas va recorriendo la casa, dándole instrucciones a la empleada, arreglando las flores que solo ella ve que no están en la posición en que deberían estar. Ha pasado más de la mitad de su vida casada con él y se lo recuerda a sí misma cada día.

Hubo un tiempo, en el principio, en que se sintió enamorada. Todo era nuevo, nuevas sensaciones, la nueva casa, el nuevo marido. Desde pequeña lo había soñado, el despertarse cada mañana junto a la misma persona, ser feliz. Pero el sueño no duró. A los pocos meses se convirtió en pesadilla cuando descubrió que él le era infiel. Hubo llantos, recriminaciones, silencios y hasta alguna cachetada. Ella quiso separarse, él le dijo que nunca la dejaría irse, que cuando se habían casado lo habían hecho hasta que la muerte los separara y que "las otras" no eran importantes para él, que él la amaba.

Ella no le creyó. Si necesitaba a otras era porque en realidad no la amaba. En su desesperación trató todo lo posible por escapar de él. No quería oírlo, no quería verlo. Él le repetía que estarían juntos hasta que la muerte los separara y esa fue la única solución que ella vió. Se cortó las muñecas con el cuchillo más grande de la cocina, se tomó todos los somníferos que pudo conseguir y se metió a la tina llena de agua tibia, pero él no la dejó morir. La sacó del agua, le lavó el estómago y le cosió la piel y le prometió que cambiaría. La amaba. Solo a ella. Ya no habrían otras.

Herida, buscó lo que no tenía en su matrimonio en brazos de otro, pero le pesó la conciencia y le provocó arcadas. Le confesó el affair a él, y él, en vez de dejarla o de al menos recriminarle, como ella esperaba, la perdonó. Le dijo, simplemente, que la perdonaba y que no se hablaría más del tema. Estaban casados hasta que la muerte los separara.

Con el tiempo llegaron los niños y la esperanza de escapar de él se esfumaba con el pasar de cada día. Nunca habría podido dejar a los niños. Se resignó a llevar una vida muerta. Ni siquiera el arte, lo que había estudiado y para lo que, se decía, tenía talento, la consolaba. Dejó de pintar y dibujar. Sólo de vez en cuando hacía pequeñas cosas, regalos diminutos para sus amigas. Los años se le fueron en ver crecer a los niños y verlos irse, moverse por la casa silenciosa como una mariposa atolondrada y esperar, esperar por el momento de su libertad. Algunas veces pensó en asesinarlo, pero llegada la hora, nunca tuvo el valor de hacerlo. Sin embargo, nunca bajó la guardia. Cada mes guardaba un poco de dinero en un lugar secreto. Con el tiempo se había convertido en una pequeña fortuna. Ella soñaba a diario en lo que haría cuando él ya no estuviera. Pensó que él finalmente la dejaría ir cuando lo descubrió engañándola con otro hombre, pero él le dijo que no, que a quien amaba era a ella, que el otro era un pasatiempo, que estarían juntos hasta que la muerte los separara. Si me dejas, te busco, te mato, mato a los niños y después me suicido, finalizó él. Ella sabía que hablaba en serio.

Pero ahora... ahora es distinto. Los niños se han ido, son más grandes y más poderosos que él, sabe que no les puede hacer daño. Y ella... ella ha conocido a alguien, un aspirante a artista de quien cree haberse enamorado, pero no está segura de ser correspondida. El artista es joven y pobre y ella sabe que le dobla la edad, pero piensa que quizás si su pequeña fortuna le ayuda a impulsar su carrera, la verá con otros ojos. El problema sigue siendo él. En el lugar más profundo de su ser, ella sabe que él no la dejará ir, sabe que dentro de él se esconde un animal que ha estado agazapado todos estos años y sabe que a pesar de lo que ha dicho, él jamás le ha perdonado su desliz...

- "Yo los declaro marido y mujer, hasta que la muerte los separe"...

Ella oye los aplausos. Ve que él se le acerca, 25 años más joven, y la besa. ¿Ha sido un sueño? ¿O una premonición? Todavía aturdida baja los escalones tratando de no enredarse en el vestido de novia. Ve que los invitados mueven la boca, pero oye sus voces como si hablaran un idioma extraño, imposible de entender. Quiere correr, huir, no volver la vista atrás, pero sabe que está atrapada y que hará lo que él diga, hasta que la muerte los separe.

3 comentarios:

Kate dijo...

Bueno, por fin tengo tiempo para hacer los comentarios de los trabajos!!... repito que no entendí muy bien de lo que trataba esta tarea, pero me ha gustado mucho leer los relatos. Este relato sigue ratificando lo que siempre te digo, eres una experta en el género del suspenso!!! me encanta el giro de la historia... que vuelve al principio pero sin posibilidades de salirse del problema!!

Excelente :)

Caro Poblete dijo...

Me pareció un relato excelente, muy bien escrito, va en crescendo, tiene buen ritmo, te vas empapando de el, y tiene una atmosfera creíble, una historia conocida pero poderosa. Un final alucinante. Literariamente me parece muy bueno, solo que en relaciòn con el tema de la tarea, siento que el gran salto solo se vislumbro, en el intento de un cambio de vida que nunca fue. Hay una sensación de que ella no tuvo la fuerza interna para relevarse y de que de cualquier forma se quedó ahí. Lo que lo hubiera salvado (en relación a la tarea por supuesto) es que ese flash-back en el día de su boda fuera la gran oportunidad para simplemente salir corriendo, y que todo hubiese sido un sueño.
Me gustó mucho. Un abrazo!

Afumhue dijo...

Eso es lo que yo personalmente busco en un cuento: que desde la primera linea te atrape y en la ultima no te quiera soltar... me gusto me gusto... me gusta como escribes, como sabes escribir frases propias y evitar los clichés. Además el propósito de la tarea, lo lograste muy bien :)