lunes, 22 de febrero de 2010

Ella lo sabía

Y desde hacía mucho. Desde que puso un pie en Albany, Nueva York, USA, lo sabía. Ella no estaba hecha para pasar el resto de sus días en España, su país natal. Y no es que su patria no le gustara, todo lo contrario, pero el mundo es muy grande y tiene demasiadas cosas que ofrecer como para no disfrutarlo. Ese mes en Estados Unidos, aparte de mejorar su inglés, le sirvió para aumentarle, más aún si cabe, las ganas de viajar, de conocer mundo. A sus 15 años ya lo tenía claro, cuando acabara la carrera universitaria se mudaría fuera. El sitio ya se vería.

Y no tardó mucho en ver la primera posibilidad. Estudiando enfermería le explicaron que se solicitaban enfermeras españolas en Francia, Inglaterra, Portugal e Italia. Eso haría -pensó- cuando acabe la carrera me iré con un programa organizado a trabajar a alguno de esos 4 países –la cara se iluminaba sólo de imaginarse haciendo su vida en otro país, conociendo otra cultura y forma de vida.

Sin embargo el destino le tenía un as reservado en la manga. Fue en febrero de 2007 cuando, el primer día de clases después de todo un trimestre de prácticas en el hospital y ambulatorio, una de sus profesoras les dio la noticia de la oferta de plazas Erasmus para los estudiantes de enfermería. Serían 3 meses de estancia en otro país, 3 meses para aprender otros métodos de trabajo y, claro está, conocer otro país con su cultura. Otra vez lo tuvo claro, pediría una beca Erasmus. Inmediatamente le pidió a su profesora los papeles de inscripción para rellenarlos sin pensárselo un segundo.

Noruega era un país al que nunca le había dado la más mínima importancia, un país al norte de Europa del que poco sabía o había oído hablar. Por ello su primera opción fue Gales, total, ella hablaba inglés... Bélgica no lo consideró pues con sus dos años de academia de francés no podría desenvolverse ni mínimamente en un hospital. Y entonces lo vió, un pequeño y mínimo detalle en el apartado de Noruega: “la estancia en este país será de 4, en vez de 3 meses”. Ya está, no hizo falta nada más. Si hubiera podido se habría marchado un año entero, pero no se podía, así que se apuntó a Noruega como primera opción. Y menos de un mes después recibió la buena nueva de que había sido aceptada. Ella tenía 19 años.

Ahora, a sus 22, mira a su alrededor, una casita adosada, un gato precioso y.... nieve, mucha nieve. El por qué, después de casi tres años, sigue aquí en Noruega no es ningún misterio. En los casi 5 meses que estuvo aquí de Erasmus conoció a un vikingo, en diciembre de 2007 se volvió a España a terminar la carrera y, tras varios meses con varias visitas intercaladas entre ella y su vikingo, se mudó, finalmente a Noruega en septiembre de 2008.

Tuvo que esperar dos meses para empezar el curso de noruego oficial, siete meses para aprender el idioma y, 9 meses después de su mudanza, empezaba a trabajar como enfermera en el hospital local.
Ahora mira atrás en el tiempo y sonríe. Sonríe porque sabe que ella lo sabía, lo sabía desde hace mucho tiempo, ella no estaba hecha para pasar toda su vida en el mismo lugar... y el tiempo le daba la razón.



P.D. Debo decir que llegué anoche después de pasar unos días en otra ciudad, desconectada de internet y no me había enterado de que el taller literario se había puesto en marcha, as\i que subo ahora corriendo mi aportación, se que está fuera de tiempo, pues el plazo era hasta ayer domingo, así que si tengo que quitarlo lo entenderé!

8 comentarios:

Claudia Corazón Feliz dijo...

Lograste en pocas palabras contar mucho. Y de manera entretenida.

Un gusto leerte!

Katty dijo...

Me gustó mucho leerte, fue muy dinámico el relato y se me hizo re corto.

Kate dijo...

Me gusta mucho cuando se cuentan historias de vida de manera tan entretenida. Y me gusta como hilas las ideas, contando lo preciso pero sin dejar de dar detalles. Mucho ánimo.

Saludos.

María José dijo...

Me entretuve leyéndote. Me gustó la conexión del principio con el final.

Encuentro que tu relato tiene muchos números, muchas cuentas, eso no me gusto tanto, pero creo qeu es un problema mío!

Saludos

Nina Giordano dijo...

Muy dinámico, me gustó!

M dijo...

Creo que sintetizaste muy bien lo que quisiste contar. El relato es ameno, no sé si las fechas son tan necesarias, yo no me confundí, pero por ejemplo, ahora no las recuerdo pero si recuerdo otras cosas.

Quiero leer más :D

M dijo...

Ah, me faltó decir, al final, cuando dices: ella sabía que su vida no era para pasarla toda en un mismo lugar, me queda la duda: seguirá donde está? Buscará otros "horizontes"? Sonríe porque está donde está? O sonríe porque seguirá buscando?

Anónimo dijo...

me gustó el relato; es entretenido y está muy bien narrado.
no tengo muchas observaciones que hacer, salvo un par de errorcillos de puntuación y el exceso de datos, números y fechas. un poco menos de "numerología" y más indagación en el espíritu inquieto del personaje.
ah, y me pregunto lo mismo que la Maca: ¿Noruega es su hogar definitivo o sólo una estación más? esa pregunta que en algún momento pudo ser de fácil respuesta para la protagonista, creo que ahora resulta mucho más compleja habiendo un vikingo en la foto.