sábado, 13 de marzo de 2010

Reina

Algo bueno le estaba preparado, era cuestión de querer, de saberse bonita, y de regalarse ante algún hombre relativamente conocido, que cumpliera unos pocos requisitos: limpieza, no demasiada embriaguez, y una pizca de popularidad bastaban.

Sao Paulo había superado sus expectativas, más por los estratégicos movimientos interpersonales, que por los temas de trabajo. Desde un principio esa fue su intención. El calor de Brasil había terminado por ahuyentar su carácter responsable.

De vuelta, no quedaba más que cosechar lo sembrado en la convención.

Llegó junto a un par de amigas y saludó con un beso en la mejilla, se mantuvo haciéndose la normal, riéndose y coqueteando para disimular su nerviosismo. Se protege con el falso coqueteo infantil...

Se mira con Davor y conversan más tiempo del debido para dos personas que sólo buscan amistad. Él había asistido a la convención pero como parte del grupo de apoyo, no habían tenido la oportunidad de compartir lo suficiente.

Davor es diez años mayor que ella, lo que lo hace bastante interesante, no es muy alto, sus ojos café brillan, y un mechón lácio le cae sobre la frente. Es evidente que llama la atención de varias. Un atractivo más.

- ¿Bajemos?
- No ¿Para qué? - haciéndose la difícil.
- Providencia yo quiero bajar contigo, ven conmigo.
- No, a ver... No te entiendo - mientras sonríe.
- Tú sabes que quiero estar contigo - insiste, mucho más decidido que suplicante.
- Yo no sé nada…

Se van del brazo en dirección a la escalera del club, ella sonríe encubriendo el apetito de su cuerpo, el frío que le sube desde el estómago y le sale caliente por la garganta.

Un amigo le grita que no, le advierte cual padre. Providencia lo mira despreocupada, es ella la que tiene la situación bajo control.

El subterráneo está completamente oscuro y Providencia elige meterse al baño. Ante la vacilación de Davor, afirma aún más su decisión, y a partir de ese momento se siente la reina.

Recibe los expertos besos del compañero que hoy ella misma ha preferido. No deja que avance el tiempo y ya está tocando el bulto, cada vez más firme y tibio, bajo el pantalón de Davor. Su experiencia es mínima, pero nada mejor para ocultarlo que ir más, y más allá. Por un momento él se sorprende cuando ella intenta bajarle el pantalón. Davor se va por el mismo camino, pero ella no lo deja. Hoy, Providencia y nadie más que Providencia manda. Es ella quien va a agradarle. Con fuerza levanta su camisa blanca y recorre el torso de Davor, apretándolo y bajando hasta el ombligo, lo besa y hunde su lengua rosada lentamente hasta que la saliva se le seca. Con la mano derecha toma firmemente su pene y lo menea rítmicamente sin descanso. Los gemidos de Davor alimentan y motivan las caricias de la, esta noche, reina. Con temor a aburrirlo, deja que sus senos se deslicen hacia abajo rozando sus pezones con el pecho y estómago de Davor. Se inclina hasta que sus rodillas se encuentran con las baldosas frías. Él la toma de la cabeza con dulzura, como cuidando que no se detenga. Providencia se moja los labios y, como la mejor de las peritas, lleva su boca hasta cubrir por completo el pene húmedo de Davor. Lo siente en su paladar, y después en su garganta que es golpeada por una arcada. El poder de la reina domina cualquier manifestación física, sin duda. Providencia reprime las arcadas y las convierte en placer... De a poco succiona esa masa rígida y la mete violentamente hasta el fondo de su boca, la saca y le pasa la lengua mientras con sus manos distingue los testículos y los masajea completamente segura con incansables movimientos.

Davor la aparta. Para ella es suficiente, es la señal que esperaba. No le interesa ver cómo él explota tirando a distancia su semen, ni como procura hacerlo lo más lejos posible de ella.

Se lava las manos, arregla su escote, y se acomoda el pelo frente al espejo. Sus ojos ya se acostumbraron a la oscuridad.

- Mejor yo subo por la escalera de la derecha y tú en un rato por la otra - Sentencia Providencia
- No hay problema, nos vemos - contesta Davor agarrándola de la cintura y dándole un beso que ella esquiva sonriente y distante mientras se va.

3 comentarios:

M dijo...

Maco: me parece que la parte erótica está muy bien contada, la del sexo, me gustó cómo lo contaste. La primera parte, cuando habla de por qué está en Brasil, me parece rara al leerla, como si fueran trozos distintos de una misma historia, pero distintos al final... Como que para mi no tiene sentido, o no entiendo el sentido, no sé como explicarlo, pero bueno, es solo esa parte al principio, la parte del sexo está muy bien narrada y es excitante :D

Kate dijo...

Me gusta mucho ese poder que le conferiste a la protagonista, se siente que ella es la que manda y como lo deja deseando más.

Me gustó mucho!

Tito Manfred dijo...

buen relato, .M.a.c.o. bien escrito y estructurado, con un lenguaje sobrio y certero que se ajusta a los requerimientos de la historia. sin duda, la parte más lograda es la del encuentro sexual, el cual es relatado con un realismo que, sin embargo, no escarba ni se detiene en detalles grotescos u obscenos, lo cual no es necesariamente un punto a favor, pero en este caso sí. el único gran pero es la falta de una mejor transición entre el nerviosismo inicial y la gran resolución que demuestra posteriormente la protagonista; me parece un tanto brusco y poco justificado en la narración el cambio de actitud. quizá el diálogo es lo que habría que pulir para hacer más visible la transición anímica del personaje. más allá de eso, muy buen trabajo.