Se había levantado temprano. O mejor dicho, no había dormido. Llevaba muchas noches sin dormir.
Se había levantado muy temprano, después de horas de mirar el techo a oscuras. Había preparado la leche de su hija, había dejado programada la cafetera para su marido, había agarrado su bolso y había salido de casa cuando aún estaba oscuro. Caminó varias cuadras hasta la estación de metro más cercana y esperó a que abrieran la boletería con las manos en los bolsillos. La mañana estaba fría.
Pagó su pasaje, bajó las escaleras a paso lento, esperó a que llegara el primer tren de la mañana y se sentó, puso su bolso sobre sus rodillas, las manos entrelazadas, y se dedicó a observar a los pasajeros. A esa hora de la mañana viajaban hombres vestidos de oficinista y mujeres vestidas de secretaria. Se los imaginó en su sillas, tecleando frente a un monitor, haciendo llamadas importantes. Subían y bajaban del tren. A medida que fue avanzando hacia los barrios menos pudientes, a las estaciones pobres, el tren empezó a vaciarse. Llegó al final del recorrido, subió pesadamente los escalones que indicaban "cambio de andén", bajó al otro lado de la estación y esperó el tren de regreso. El público cambió. Obreros, estudiantes, señoras. Nanas, abuelos, más estudiantes, algunos niños, más oficinistas, obreros. Llegó al final del recorrido y volvió a cambiar de andén y a tomar el tren de vuelta. Un tren idéntico a los anteriores, con la misma gente y los mismos anuncios navideños.
Hizo el recorrido incontables veces. Miraba a la gente ir y venir, subir y bajar. Buscaba en sus rostros algo que le explicara por qué se sentía así, vacía, sin objetivos, sin metas, como si toda su existencia fuera un automatismo o como si ella misma fuera una marioneta dirigida por hilos invisibles que controlaban cada uno de sus movimientos. Lo único que escuchaba era el zumbido de las conversaciones, el traqueteo del tren y sus propias preguntas sin respuesta.
No llevaba reloj ni celular, pero vió pasar la mañana y las horas con los cambios de gente. La mayoría se veían estresados y sudorosos. El día se había puesto caluroso y la gente trataba de acomodarse lo mejor posible con los inmensos paquetes que seguramente habían comprado a última hora para llenar el espacio debajo del árbol de navidad. Adivinaba bicicletas y autos a control remoto, muñecas y computadores último modelo, comprados con tarjetas de crédito, padres endeudados hasta marzo cuando empezaba el colegio y empezaba nuevamente el círculo. De pronto, entre los paquetes, lo vió. Él la miraba fijamente, aunque se notaba perdido, perdido quizás como se sentía ella. Se fijó que llevaba una mochila, una cámara fotográfica enorme colgada del cuello y un mapa entre las manos. Se acercó a ella de dos zancadas.
- Excuse me... I was wondering... do you speak english?
- Yes, a little bit
- Oh great! I am so lost! I am trying to get - y le indicó un punto en el mapa - here... and I have no idea where I am.
- Let me see... - tomó el mapa de sus manos, lo dió vuelta y con un dedo le indicó dónde se encontraban - we are here, you are going the wrong direction.
- Oh really! I feel so stupid! So.. how do I get there?
- Well, you can go out in the next station, then you have to follow the sign that says... - observó su cara de confusión. Definitivamente se sentía tan perdido como ella - you know what? I'll go with you.
- Really?
- Sure!
- But... am I taking you away from something?
- No, not really, I have nothing to do today, so... it's no problem for me, really...
- So nice of you! Are you sure? Today is Christmas Eve, don't you have to go home and...
- No, really.
- Oh, great then!
Se bajaron juntos en la siguiente estación, cambiaron de andén y tomaron el tren de vuelta.
- So... my name is John
- Oh, sorry, my name is... Soledad
- Souh-le-dha?
- Hehehe, yes, something like that
- What does it mean?
- Means... lonely
Se hizo un silencio incómodo interrumpido por los anuncios del conductor.
- So... what are you doing here? I mean... are you visiting? And where are you from? I am not so good at accents but I'll guess England?
- Hehehe, that's a big guess. I am from London. Came here to see South America and visit some friends.
- Sounds fun.
- It is, but kind of scary too, not so many people here speaks english!
- No, I am afraid not...
- You're pretty good, though...
- Thanks...
Otro silencio incómodo.
- We have to go out next station, then change to another train
- Really?
- Yes
- Oh God, thank you so much for your help, are you sure it is ok for you...
- Yes, yes, don't worry
Conversaron del clima y de la ciudad y luego de un viaje cortísimo, llegaron a su destino. Se bajaron juntos.
- Well... here we are.
- Is it here?
- Yes, here is the park. You just have to go up the stairs and you'll be there, I'll walk you outside so you don't get lost.
- Oh, you are way too nice with me, really, I don't know what to say... or how to thank you...
- Don't worry, is nothing, really.
Lo acompañó hasta la calle y le indicó hacia dónde seguir. Él le volvió a dar las gracias varias veces. Lo vió alejarse por el parque hacia el oriente, con su mapa en una mano y la cámara en la otra.
Pensó en volver al metro, pero sus pies la llevaron al parque. Se sentó en una banca. Se veía poca gente a pesar del día soleado. Seguramente llenaban los centros comerciales. Por todos lados se veía decoración navideña. Pensó en las películas de navidad que pasaban por la tele, películas gringas ambientadas en invierno. Los adornos en pleno verano le parecían ridículos. Vacíos. Sin sentido. Volvió a preguntarse desde cuándo se sentía así. Era desde que se había casado o quizás desde que descubrió las mentiras y los engaños o fue cuando se quedó embarazada sin quererlo o fue cuando tuvo a su hija y no sintió esa conexión especial que todas las demás madres decían sentir, o quizás cuando perdió su trabajo... volvió al presente y a recordar que esa noche era nochebuena y pensó en las navidades de su niñez. Y no pudo recordar cómo se sentía ser niña. Alguien le tocó el hombro.
- Are you still here?
- Oh... it is you... you didn't find what you were looking for?
- Yes, but that was 3 hours ago!
- Oh really? I don't have a clock, didn't notice the time...
- hmm... are you ok?
- Yes, yes, just sitting here, you know... watching the life white it goes by...
- Are you hungry? Will you like to eat lunch with me? I mean, I understand if you have something to do...
- No, it's ok, I have nothing to do...
Buscaron un restaurant cerca del parque. Encontraron uno que ofrecía un buen menú a bajos precios, pero estaba invadido por el humo de los comensales. Decidieron comer ahí de todas maneras.
- You look... troubled?
- No, I am fine... just, hasn't been a god time lately and with all this christmas crazyness...
- Yeah, I understand...
- But tell me about you...
- Well, first of all, it is so strange to experience christmas at summer!
Hablaron por dos o tres horas. A la comida se sumó un café, un cigarro, el postre, otro cigarro. Él la miraba hablar, el movimiento de su boca, la soledad que se reflejaba en sus ojos... un no-sé-qué inexplicable que le provocaba en las entrañas... No sabía de ella más que su nombre, parecía evitar astutamente toda pregunta personal, no sabía por qué seguía ahí, ni quien la esperaba en su casa ni por qué tenía esa expresión en sus ojos... pero le gustaba. Le habría dado un beso, había oído cuentos sobre lo cálidas que eran las latinoamericanas comparadas con las europeas, pero también había oído que podrían haberle dado una cachetada en respuesta. La encontraba bonita, de todas formas, aunque había algo, algo que no sabía cómo definir...
- You know... we have talked about a lot, but I still feel there is something that is making you... sad?
- No, it's nothing really, haven't been so good lately, but that's all... I think... I think it's time for me to go...
- Ok... - miró su reloj - I guess is time for me to start going too... I've been invited to the christmas party of my friends... I guess will take me some time to get there.
- Do you have an address?
- Yes...
- Well... we are here now and you have to get there... - le mostró el otro lado de la ciudad en el mapa - if you take the metro again, you'll be there in less than an hour...
- Oh, that's great!
- I'll tell you what... I have to take the metro too, we will go together two stations, then Iæ'll leave you at your train and continue in mine - le explicó dónde bajarse y cómo llegar a la dirección que tenía anotada. Estaba a una calle del metro, le hizo una marca en el mapa, perderse era imposible y el barrio era seguro, así que estaría bien - what do you think about that?
- I think you are an angel...
Caminaron hacia el metro, conversaron de más cosas. Él quería pedirle su número de teléfono, pero sentía que la oportunidad no se le daba. Llegaron al cambio de estación, se bajaron del metro, pasaron a la otra línea y esperaron el tren de él. Anunciaron que llegaría en los próximos minutos.
- Do you... believe in destiny? - tan pronto como la pregunta salió de sus labios se dió cuenta de lo estúpido de la situación.
Antes de que ella le respondiera, le tomó la cara con las manos y la besó. Un beso cálido que sabía a café, a cigarro y a dulce. Ella se dejó besar, sin responder, pero sin rechazarlo. Volvieron a anunciar el tren. Sus bocas se separaron.
- You know... I don't need to take this train... or go to the party... or perhaps you will like to come with me to the party?
Ella lo miró con lo que él recordaría años más tarde como unos ojos vacíos, sin luz, muertos. Separó las manos de su cara y se acercó a la línea amarilla del andén.
- I don't think...
Se le hizo imposible oír lo que le decía con el ruido del tren que se acercaba. No alcanzó a reaccionar tampoco cuando se dió cuenta de lo que quería hacer. Quiso acercarse pero ella fue más rápida y todo lo que vió fue su salto hacia las líneas y su cuerpo desaparecer debajo del tren, sintió el pitazo del tren, los gritos de la gente y la conmoción en el andén. Vió a los guardias de seguridad correr y la gente llevarse las manos a la boca, soltando sus paquetes de navidad, horrorizados.
- Maybe she didn't believe in Santa... or found out that Santa isn't real... - fue lo que le dijeron sus amigos cuando consiguió llegar a la fiesta, entre risas etílicas - what did you say her name was, again?
- Her name was lonely... - pensó él con una copa de vino en la mano - Lonely - repitió en voz alta.
- Lonely? That's not really a name, you know... - cuando oyó las carcajadas, entendió todo lo que Soledad no le había dicho con palabras.
3 comentarios:
La historia es bien triste, y lo peor es que se parece a una que le pasó a una amiga mía, siendo que ella no se mató en el tren jeje.
Sentí que quedé medio descontextualizada, como si entrara a cine, a ver una buena película, pero la empecé a la mitad. ¿Porqué está tan triste? Habría sido bueno desarrollar más la parte de su depresión para darle más emoción al final tan abrupto.
Me da risa eso de vivir la navidad en pleno verano, así casi siempre lo pasamos aquí.
Vi uno que otro error de spelling (incluso uno con una a y una e pegada, que supongo son del alfabeto noruego jeje), sin embargo es una muy buena historia. Como siempre, felicitaciones y espero continuemos el taller este 2011!
wow, me encantó, no por lo sucedido obvio, si no más bien por como se fue dando la historia, el desarrollo entre medio y el final. Genial. No esperaba menos de ti en todo caso.
Lo que tenía en mente hacer era hmm a ver, como que la historia pretende empezar desde que ellos se conocen en el metro y luego (o lo que pasa antes) es lo que él se imagina que le pasaba porque en realidad nunca llega a conocerla en las pocas horas que están juntos, pero creo que mi idea no se entendió jejeje.
Voy a revisar los errores ortográficos, aunque el inglés no lo domino pero si se me pasó una æ eso ya es otra cosa jaja.
Ah, lo de por qué está tan triste no se sabe, como dije, la historia está vista desde los ojos de él y para él es un misterio ella, lo que le pasa, porque se suicida... no sé si después de mi explicación el cuento se lee de otra forma :D
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