domingo, 2 de enero de 2011

Una navidad

Una navidad sucedió y una navidad nos enteramos. Ella lo quería tanto, lo protegía, era incondicional. El también la quería, era su pequeña sombra. Aún mucho después de que crecieron se veía esa complicidad… nunca nos habríamos imaginado.

Pero mejor empiezo por el principio. Yo había ido a visitar a mi abuela, como todas las navidades, puesto que era tradición que todos nos reuniéramos en su casa. Era una vieja casa victoriana, con un porche amplio, techos altos y revestidos en madera. Era una casa muy antigua y muy bella.

Lo mejor de esa casa era el bosquecito que la rodeaba. Cuando mi abuela tuvo a mi mamá, decidió que con seis hijos, la ciudad no sería un buen escenario de crianza. Por esta razón habló con mi abuelo y decidieron venderlo todo y mudarse al campo. Compraron una pequeña hacienda rodeada de un bosque y que colindaba con un pequeño riachuelo que bordeaba la propiedad.

Con mis primos jugábamos mucho al escondite en el bosque. Los adultos nos decían que no nos alejáramos mucho, y trataban de asustarnos con historias de duendes y brujas, pero nosotros teníamos un espíritu aventurero que sólo niños de 10 años pueden tener y el bosque era nuestro territorio inexplorado. Lo que más nos gustaba del bosque eran los misteriosos pinos altos y la piedra grande que hacía las veces de mirador en una de las partes más altas del bosque. Desde allí se podía ver todo el bosque, el pueblo y mucho más allá de las vías de la recién construida línea de tren.

Ese diciembre al que me refiero no fue particularmente agradable. Todos tenían miedo, y con justa razón. Por esos días habían aparecido varias personas asesinadas y se rumoreaba que era culpa de un convicto que había escapado de la prisión de un pueblito cercano. Claro está, los adultos no nos dejaban ir a jugar al bosque, si salíamos debíamos estar acompañados y casi todas las actividades se hacían dentro de la casa.

Fue el 22 de diciembre que a Lorena, la prima mayor, se le ocurrió la idea de fugarnos un ratico mientras los adultos iban al pueblo a comprar varias cosas para la cena navideña. La estadía de tantos días en la casa de la abuela, sin poder salir, nos había acumulado demasiada energía. A pesar que corríamos todo el día por esa vieja casa, la necesidad de libertad, de aire fresco era mucho mayor, por eso no fue muy difícil convencernos que era una buena idea. Como nos dejaron con la tía Mary y el tío Paco (la una estaba vieja y sorda, el segundo se la pasaba todo el día frente a su televisor viendo las carreras de caballos y discutiendo porque en su tiempo los jinetes eran mucho mejores que esos “chiquillos aficionados de hoy en día”) no fue muy difícil salir sin que ellos notaran nuestra ausencia.

Ya dije que Lorena era la mayor. Tenía doce años y era la única hija de mis tíos. Era una de mis primas preferidas porque era una persona con mucha imaginación, nos contaba historias de fantasmas, hadas y duendes, nos enseñaba juegos nuevos y divertidos y siempre sabía mucho más de todo que el resto de nosotros. Era una hermana mayor porque nos protegía a todos, como si fuéramos sus propios hermanos. A pesar que sólo nos veíamos en las vacaciones de diciembre, y en algunas ocasiones en las vacaciones de fin de curso, siempre podíamos hablar con ella como si no hubiera pasado un solo día desde la separación. Lorena tenía una imaginación bastante grande y fue ella quién nos enseñó que podíamos jugar al escondite en el bosque, pretendiendo ser animales fantásticos con nombres propios de un libro de cuentos. Lorena era la reina del lugar y todos la respetábamos porque era una reina justa y buena.

Los segundos al mando eran Louis y su hermano gemelo Leonard, ellos eran dos de los tres hijos de mi tía, viuda de un general del ejército a quién sólo Lorena conoció puesto que murió a los días de que los gemelos nacieran. Ella estaba casada en segundas nupcias con el tío Walter, poeta, músico y escritor, quién nos deleitaba en las frías noches que quedábamos atrapados por las tormentas de nieve. El tercer hermano era tan sólo un bebe, el más joven de la familia, por lo tanto sólo lo veíamos cuando su mamá lo traía en brazos para que la familia lo viera. Louis y Leonard tenían 11 años y eran físicamente grandes, como su difunto padre, por esa razón eran los guerreros de la corte.

Molly era la siguiente en la escala. Molly no era familia propiamente, ella era hija del tío Mick, quién no era hijo de mi abuela, pero ella lo había criado como tal. Con seis hijos, una casa completa y un esposo al que atender, no sé como mi abuela fue capaz de hacerse con otro más. Sin embargo el tío Mick es quién más quería a la abuela, estaba pendiente de ella y la ayudaba con todo. Después de ir a la universidad, el tío Mick se casó con una chica del pueblo y se fue a vivir cerca de la abuela, por esta razón, Molly era la que más conocía el bosque y hacía de guía para todos.

Luego veníamos Camille mi hermana y yo. Yo era mayor que ella, puesto que tenía 8 años y ella 7, y éramos también parte de la tradición de visitar a la abuela en las vacaciones de diciembre. Como éramos los que vivíamos más lejos, los que menos conocíamos los alrededores y los más pequeños del grupo, hacíamos parte del séquito de Lorena. Yo era caballero de la corte y Camille era dama de compañía.

De la corte también hacían parte tres vecinos de la casa de mi abuela. Tom y Julie. Eran casi parte de la familia. Tenían 4 y 10 años respectivamente. Tom era bastante inquieto, pero mi hermana era quien se hacía cargo de él. Julie era la que ponía a pelear a los hermanos gemelos puesto que era muy bella, y ellos siempre querían escoltarla. Había un tercer personaje que aparecía muy de vez en cuando. Se llamaba Rick y era el hermano mayor de Tom. Ambos eran hijos de una pareja que era muy pobre. Rick era bastante dominante y aunque ya trabajaba para ayudar a su familia, a veces venía y jugaba con nosotros. El problema era que siempre terminaba peleando con Lorena. En esa época no entendía por qué ellos siempre peleaban. Lorena era la reina, eso lo sabíamos, pero cuando Rick llegaba, decía que siempre debía haber un rey. Y ahí empezaban las peleas. Varias veces habían llegado a los puños y los gemelos tenían que intervenir para separarlos. Lorena era una persona muy calmada, pero Rick sabía enojarla. Ahora veo las cosas tan claras, pero en esa época yo era sólo un niño y no podía entender muchas cosas.

Ese día salimos todos a jugar y en el camino nos encontramos con Tom y con Julie. Lorena siempre había sentido un cariño muy especial por Tom, al ser el más pequeño, lo llevaba en brazos y siempre lo protegía, más que a todos nosotros. Tom apenas estaba aprendiendo a hablar, y casi nunca entendíamos lo que decía. Lorena era la única que lo entendía, por eso congeniaron tan bien. En fin, ese día salimos a jugar y como siempre, nos adentramos en lo profundo del bosque, hasta la piedra mirador que era el palacio de la reina. Desde allí, mirando hacia la pared de la montaña, alguien empezaría a contar y todos saldríamos corriendo a escondernos. Jugamos un rato al escondite y luego empezamos a jugar al palacio, los guerreros decidieron irse a verificar el perímetro, yo encontré unas tizas olvidadas en un hueco de la roca y empecé a dibujar y decorar el palacio de la reina, dibujaba sobre lo que el hielo dejaba y trazaba figuras que recrearían palacios de cuentos de hadas. Tom se entretuvo jugando con una ardilla que se internó en el bosque y Lorena fue tras él para que no se perdiera o se hiciera daño. Mi hermana estaba jugando con bolas de nieve con Julie y Molly. En este momento pienso que si tan sólo no nos hubiéramos separado, nada de aquello habría pasado. Pero el destino es incierto y las cosas pasan más rápido de lo que uno planea, completamente fuera de nuestro control.
En mi mente todo parece haber pasado en menos de unos minutos, pero sé que fueron unas dos horas mientras terminaba de dibujar cuando empecé a notar la prolongada ausencia de Lorena. Las niñas habían dejado de tirarse bolas de nieve y se habían entretenido armando un muñeco de nieve. Los gemelos habían llegado hacía una media hora y estaban abriendo una brecha para deslizarnos por una colina que se inclinaba desde la piedra. Poco a poco nos dimos cuenta que Lorena y Tom no regresaban y empezamos a buscarlos.

Creo que pasaron unos cuarenta minutos antes de escuchar ese grito desgarrador y correr en dirección a él. El grito provenía de la parte más espesa del bosque, cerca a una cañada que desembocaba en el río que por allí pasaba. Cuando logramos llegar, encontramos a Lorena blandiendo una rama frente a un señor que nunca habíamos visto, lo había golpeado y el hombre yacía en el piso, semiinconsciente. No entendía que pasaba, pero podía ver a Lorena, con su vestido rasgado, su ropa interior al aire, el cabello lleno de nieve y visiblemente nerviosa. Soltó un grito desgarrador y tortuoso: “Ese hombre me quería violar y acaba de matar a Rick”.

Las siguientes horas pasaron como un sueño. En mis recuerdos sé que en ese momento llegaron más personas, nuestros familiares y vecinos que habían acudido en cuanto escucharon el fuerte grito, que yo pensaba era de Lorena. Al mirar por el barranco, abajo en el río yacía el cuerpo de Rick, desfigurado por la caída. En ese momento sentí que las piernas me flaquearon y alguien me apartó de allí. Rápidamente nos condujeron a la casa, a Lorena se la llevaron para la estación de policía y nosotros fuimos a dormir luego de que nuestros padres se aseguraran que estábamos bien.

Ese 23 de diciembre fue extraño. El ambiente de la casa era de celebración, por la vida de Lorena, pero también había mucha tristeza en el aire. Rick había muerto y cuando Lorena contó la historia a los mayores (los pequeños no estábamos presentes, pero yo me agazapé en la puerta para escuchar) todos tuvieron un fuerte escalofrío.
Mi prima estaba aún saliendo de su estado de shock, tenía varios magullones y un ojo morado, como si la hubieran golpeado. Las heridas de arañazos en sus piernas, las que vi cuando llegué al risco, estaban ocultas bajo sus faldas, pero ella se tocaba, para disminuir el dolor. No entendía qué había pasado, yo sólo era un niño. En ese entonces no comprendía por qué querían hacerle daño a Lorena, era una niña buena, atractiva e inteligente. ¿Quién querría dañar a una persona así?

Lorena estaba jugando con Tom y con la ardilla y no se dio cuenta todo lo que se adentró en el bosque. En un momento dado, Tom salió al claro que se encontraba frente al risco y Lorena corrió para evitar que se fuera a asomar y posiblemente caerse. En ese momento, sintió un empujón por detrás y cuando unas manos le dieron vuelta, vio que un hombre extraño estaba encima de ella y que empezaba a tocarla. Lorena describió la cara del hombre con palabras que, cuando comprendí, me hicieron estremecer: “el hombre tenía una mirada oscura, perdida, sus labios no dejaban de moverse y salivaba como un perro en celo”. En ese momento Lorena empezó a llorar. Entendí que el hombre había logrado arrancar su vestido y había llegado a su ropa interior cuando, de repente, se movió hacia un lado, como si lo hubieran empujado. En ese momento vio a Rick, que se abalanzaba sobre él, y que empezaban a forcejear. Lorena sólo atinó a agarrar a Tom y una rama de un árbol. Rick intentaba golpear al hombre, pero en un momento dado, el hombre, mucho más fuerte, lo alzó por el costado y la pierna, y lo lanzo hacia el abismo. Ahí me di cuenta que el grito había sido de Rick, no de Lorena. Lorena entonces blandió una rama y aprovechando que el hombre se hallaba un poco distraído, lo golpeó, dejándolo inconsciente, fue cuando nosotros llegamos y el resto era historia. Lorena no dejaba de llorar y decir: “Pobre Rick, yo siempre lo traté mal y él me ayudó cuando más lo necesité ¿Por qué tuvo que morir por mí?”

El hombre había sido identificado como el asesino convicto que se había escapado. Las autoridades lo condenaron a muerte por el asesinato de Rick, y de varias otras personas y lo mataron el mismo 23 de diciembre.

Esa navidad pasamos en casa de la abuela, agradecidos porque Lorena estuviera viva pero al mismo tiempo apesadumbrados por la muerte de Rick. Como Lorena era hija única sus padres casi siempre la complacían en todo, aún más después de sobrevivir a semejante ataque. Ella pidió quedarse con Tom, que lo llevaran a la casa y lo criaran como su hermano menor. De esta forma quería retribuir a los padres de Rick la pérdida de su hijo. Los padres de Lorena estaban un poco reticentes al principio, pero viendo las buenas intenciones de su hija, accedieron rápidamente a complacerla. Los padres de Tom no opusieron resistencia. Esa familia le daría a su hijo lo que ellos no podrían darles, y además recibirían una renta mensual. Podría decirse que finalmente fue una buena navidad.

Los años pasaron y fuimos creciendo. Aún continuábamos reuniéndonos en la casa de la abuela las navidades, pero evitábamos hablar de lo que había pasado esa navidad. Lorena y Tom eran más cercanos que nunca, sin embargo, pronto notaron que Tom tenía un problema más profundo: había perdido la facultad de hablar. Los años pasaban y Tom no hablaba, lo llevaron donde todos los médicos posibles, le hacían todas las terapias propuestas, pero Tom simplemente no hablaba. Los psiquiatras determinaron que el impacto de ver a su hermano morir de forma violenta había causado la inhibición de sus centros de habla. Sin embargo, decían, menos mal encontró una familia amorosa y una hermana mayor que lo adoraba, puesto que el shock se habría podido extender, causarle depresión extrema e incluso, matarlo. Cada vez que estas palabras se pronunciaban, Lorena se estremecía y abrazaba a Tom con mucha fuerza. El a su vez la correspondía.

Ellos tenían una relación muy bonita, Lorena era su guía y él su sombra. Siempre andaban juntos, Lorena siempre le contaba cuentos en las noches y le susurraba algo al oído. Tom abría los ojos gigantes y la abrazaba. Luego se dormía. Sin embargo, Tom no hablaba. Nunca se separaba de Lorena, no compartía con más nadie que no fuera ella. Todos los veíamos y hablábamos de una unidad entre hermanos bastante peculiar. Sin embargo, entre más pasaba el tiempo, era evidente que ninguno de los dos se despegaba del otro. Lorena casi no tenía amigos, Tom tampoco tenía amigos. Sólo eran ellos dos juntos contra el mundo.

Casi 20 años después de los sucesos nos volvimos a reunir. Esta vez fue para asistir al funeral de la abuela. Ya nuestros tíos eran personas mayores. La tercera generación, es decir nosotros, ya éramos adultos casados, con hijos, con trabajos y con responsabilidades. En el transcurso de estos años yo había conservado el contacto con todos mis primos, ya hombres y mujeres adultos con familia, incluso con Julie, quien siguió siendo amiga de mi hermana y asistieron a la misma universidad. Con todos excepto con Lorena, a quien ninguno había vuelto a ver desde que ella cumplió los quince años cuando sus padres murieron y a ella y a Tom los adoptaron unos familiares por el lado de su padre.

Uno por uno todos fueron llegando. La última en llegar fue Lorena y me impactó mucho verla, hacía casi 15 años que no la veía y estaba convertida en una mujer muy atractiva. Más atrás de ella venía Tom, todo un joven de 24 años, aún seguía mudo y seguía tras Lorena. Sin embargo, esta vez, la relación era mucho más extraña. Lorena estaba mucho más imponente, mucho menos dulce de lo que la recordaba. Ahora bebía y estaba constantemente de mal humor. Tom iba tras ella, se notaba cansado y fatigado. Sin embargo, el ritual de los cuentos por la noche, el susurro en el oído, los ojos grandes, el abrazo y las buenas noches no había muerto. Esa fue la última vez que vi a Lorena y a Tom.

Unos años después de la muerte de la abuela, un 23 de diciembre, llegaba a casa con mis hijos, después de un paseo en trineo por el parque y mi esposa salió bastante agitada. Me dijo que tenía una gran visita esperándome en la sala. Me dirigí hacia allí y mi sorpresa fue grande al ver a Molly, a Julie, a los gemelos y a mi hermana, todos reunidos en la sala. Nos abrazamos mucho y a pesar de mi felicidad por compartir con mi familia, pronto noté en sus ojos un dejo de tristeza y temor. Mi esposa nos trajo café y bizcochos y enviamos a los niños a jugar afuera. Louis tomó la palabra y lo que contó me dejó frío.

“Ayer 22 de diciembre pasó algo terrible. Lorena murió a manos de Tom, y éste se suicidó después. Al parecer él tomó un cuchillo de la cocina y se abalanzó sobre ella degollándola. Luego subió a su habitación, escribió algo en unas hojas, se desfiguró la cara y luego se enterró el cuchillo en su corazón”
Mi mente no dejaba de girar y miles de preguntas se agolpaban allí ¿Por qué? ¿Qué pasó con esa relación tan unida? ¿Están seguros? ¿Qué escribió? Por sola respuesta me pasaron unas hojas, manchadas de sangre, que los policías entregaron a mis primos cuando hicieron las pesquisas. Las hojas exhibían una escritura infantil, temblorosa y manchada de sangre y algo que parecía ser agua, lágrimas de Tom mientras lo escribió.

Mi voz me impide comunicarme y contar al mundo el sufrimiento en el que vivo. Hoy, 22 de diciembre de 19**, en el aniversario número 24 de la muerte de mi hermano Rick, quiero por fin contar la verdadera historia. Para ello tuve que eliminar mi mayor impedimento. Pero no me arrepiento. La quise mucho, mucho más de lo que nadie se ha imaginado, porque sé que Lorena actuó bien cuando hizo lo que hizo. Pero no puedo vivir bajo su yugo mucho más tiempo. Siento que ambos hemos enloquecido, y sólo la muerte será nuestra liberación, limpiará su consciencia y yo la acompañaré.
Lorena no es la persona que todos creyeron que era. Ella es la responsable de la muerte de Rick. Yo era muy niño, pero lo vi todo, y ella lo sabe. Ella estaba ese día en el risco, jugando conmigo, cuando mi hermano Rick apareció. Rick era una buena persona, y Lorena le gustaba mucho. Recuerdo que empezaron a hablar, y pronto la conversación se tornó violenta. Rick empujó a Lorena al piso y rasgó su vestido. Pensé que jugaban y me iba a unir a su juego cuando Lorena se lo quitó de encima y empezó a pegarle. Rick le pegó también, pero Lorena logro acorralarlo frente al risco y lo empujó. Del bosque salió un hombre que había escuchado todo. Le dijo algo a Lorena, pero ella lo golpeó con una rama y lo dejó inconsciente. Luego llegaron los primos y Lorena les dijo que el hombre había matado a Rick y ella le había golpeado para evitar que me hicieran daño.

Lorena siempre fue cariñosa conmigo y por mucho tiempo no entendí qué había pasado. Un día me llevaron a su casa, me dieron juguetes y se convirtió en mi hermana mayor. Yo estaba feliz. Poco tiempo después, sin embargo, le pregunté a Lorena sobre la versión que yo recordaba de los hechos. Lorena entonces me miró con ojos como poseídos y me dijo que nunca más podía volver a recordar aquello, que si decía una sola palabra a alguien, ella me mataría tal y como había matado a mi hermano. Luego me abrazaba, me contaba un cuento y yo enseguida volvía a dormir. Esto se ha repetido todas las noches desde que tengo 5 años. Lorena se acerca a mi cama, me cuenta un cuento y antes de irse, me susurra en el oído que si hablo, me mata como mató a mi hermano. Luego me abraza y me duermo.

No resisto más, hoy es el aniversario de la muerte de mi hermano, Lorena ha estado bebiendo estos últimos años y está mucho más cruel de lo normal. Hoy pensó que la estaba viendo cuando salía de darse su baño. Me dijo que era un cerdo violador tal y como lo fue mi hermano. Que también era retrasado. Mi Lorena, es buena persona cuando no bebe, cuando olvida todo aquello. Pero creo que mi cara le recuerda a mi hermano. Hoy no aguanto más. Ella me dio una vida agradable, pero no resisto su voz chillona cuando me dice que me va a matar. Hoy le retribuí su gran favor, la liberé de su cuerpo, de su mente enferma y pronto me uniré a ella, en ese lugar donde sólo hay amor, alegría
.

Una navidad sucedió, una navidad nos enteramos. Ella su protectora y torturadora. Él su seguidor y su justiciero.

3 comentarios:

Kate dijo...

Bueno, por fin subí mi cuento. Quedó un poco más largo de lo que se pedía. Espero que no haya problema. Un saludo!

M dijo...

Kate: primero que todo me disculpo por la tardanza, pero creo que sabes los motivos :)

segundo... vaya... QUE relato! me ha encantado de principio a fin, la idea de la carta dentro del texto me pareció genial (me recordó a algún relato de E. A. Poe) y el contenido lo encontré muy bueno, creo que detallaste justo las partes necesarias y las uniste con pequeña información que hizo la historia muy coherente y totalmente creíble.

Algo a mejorar, leí un par de veces "en un momento dado", creo que en un mismo párrafo estaba dos veces por eso me llamó la atención, pero más allá de eso, no veo nada. La historia es muy buena Kate, me gustó mucho, a "pesar" de la extensión se hace muy entretenido de leer y el final es sorprendente :D

cariños!

Lizbeth dijo...

Escalofriante!! Muy buen relato, felicidades...