viernes, 27 de agosto de 2010

Larga vida al rey



La coronación tuvo lugar en la pequeña capilla de Notre Mère de la Paix. Fue un momento emocionante, cuando el padre ponía la corona en su cabeza, la corona real. Siempre supo que este era su destino: tenía ahora un reino que gobernar, unos vasallos con quienes contar, muchos planes de expansión del reino que su padre le había dejado y que él incrementaría para sus hijos.

También tenía enemigos, enemigos peligrosos, hombres y mujeres que se habían visto impactados cuando las reformas habían puesto de relieve los negocios oscuros que desangraban el tesoro real. Pero no le importaba, sabía que iba a prosperar, sabía que lo que su padre había construido (antes una tierra inhóspita, hoy el centro del mundo) debía perdurar. En su corazón estaba el sentido del deber y ahora la corona en su cabeza le otorgaba el poder.

Sin embargo, ese poder se le otorgaba en un momento de bastante inestabilidad. Se enfrentaba a una corte agitada por intrigas y complots. Se enfrentaba a un reino hambriento que reclamaba justicia. No sabía en quien podía confiar puesto que su propia familia estaba divida entre continuar las tradiciones y morir en el intento, o reformar el reino y seguir hacia un futuro incierto, a un futuro donde quizás ya no haya un reino.

Todo esto lo pensaba mientras se dirigía hacia el atrio principal a saludar a su pueblo. Pasos cortos y firmes, lentos pero seguros. La emoción era tan intensa que empezó a sentir que su corazón se aceleraba, sudaba frío, temblaba. En su cabeza tenía la voz de su padre: "en todo momento debes mantener el porte de un Rey" por lo cual siguió caminando erguido, sin prestarle atención al dolor que empezaba a subirle por el pecho.

Ya faltaba poco para llegar al atrio, afuera escuchaba la voz de su prefecto que lo anunciaba y los gritos de su pueblo que lo aclamaban. De repente una luz brillante cegó sus ojos y luego todo se volvió oscuridad.

Fue el reinado más corto de la historia, el nuevo Rey había muerto de un ataque al corazón aún antes de aparecer frente a su pueblo. Toda la corte agitada clamaba a una sola voz: larga vida al rey.

3 comentarios:

M dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
M dijo...
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M dijo...

Kate: hace varios dias lei tu relato y no supe que comentar, la verdad, y no quise comentar por comentar, quise releer y pensar. Sabes que me pasó? que como te dije el otro día, lo primero que hice fue poner la música antes de leer y pensé que se trataba de un relato de terror, pero a medida que fui leyendo me encontré con un relato bien hilado, históricamente hablando por llamarle de alguna forma, pero al que le faltaba, a mi opinión, un poco más de "alma", o de "fuerza". La música era potente, la idea era buena, incluso me imaginé al rey vestido con ropa como la de los caballeros cruzados yendo a saludar a sus súbditos, pero siento que le faltó algo al relato, un elemento principal, algo que hiciera tu idea (buena) algo fantástico. Me quejo de gusto a poco...

Ah, y lo que me pasó, fue que iba conduciendo y escuché "Viva la vida" de Coldplay y se me vino a la cabeza tu relato... Y se me ocurrió que comentar, porque descubrí que era lo que me faltó como lectora...

El antepenúltimo y el penúltimo párrafo me parecieron muy buenos, la forma en que lo cuentas me hace ponerme en el lugar del Rey, de lo que ve, de lo que siente... pero muere en el último párrafo, junto con él, como que me quedo esperando "algo más"...

Bueno, no sé que más comentar, te comento tarde y sin ediciones, tal como se me vino a la cabeza mientras conducía :)

Un abrazo grande!