martes, 10 de agosto de 2010

La niña del lago escondido

Era casi como la leyenda del dorado, excepto que éste lugar era real. Todos los veranos mis amigos y yo íbamos a una casa – campamento en las afueras de nuestra ciudad. Nuestros padres nos enviaban allí para aprender a sobrevivir lejos de ellos, aunque creo que era más bien porque no sabían que hacer con nosotros durante tres meses de vacaciones.

La casa campamento se encontraba ubicada sobre un gran terreno Su mayor atracción era el gran lago frente a los campamentos, pero mis amigos y yo nos adentramos en el bosque y encontramos un pequeño lago rodeado de altos y frondosos árboles. El agua cristalina provenía de una pequeña gruta encerrada por dos grandes rocas. Era nuestro lugar favorito para jugar, porque era privado y porque era hermoso. Allí habíamos construido una casa en uno de los árboles, y amarramos unas lianas con las cuales nos balanceábamos sobre el agua y nos lanzábamos dentro del lago.

Los días se iban en juegos y exploración del lugar. En las noches, encendíamos fogatas y contábamos historias. No recuerdo cuándo fue la primera vez que alguien mencionó la historia de la niña perdida, pero sí recuerdo que me fascinó de inmediato. Una niña perdida en el bosque se ahogó en una cascada muy parecida a nuestra cascada secreta, estaba jugando y no se dio cuenta donde pisó, cayó y se golpeó la cabeza y murió ahogada en el fondo del lago.

A pesar que no le prestábamos atención a esta historia, en las noches sentía una leve opresión en mi pecho cuando pensaba en la niña que se encontraba en el fondo del lago.

Una tarde, mientras tomábamos un descanso de la maratón inicial de juegos, decidí ir a pasear por el campamento. Estaba triste porque extrañaba a mis padres, pero sentía algo más, un impulso que me guiaba firmemente hacia algún lugar específico. No me resistí y me dejé llevar, pronto me encontré mirando fijamente nuestra cascada secreta, y sentí temor por lo que me había traído hasta allí. Una cosa era estar jugando con mis amigos, otra muy distinta era venir sola luego de escuchar la temible historia.

Permanecí allí otro rato más, hasta que al fin sentí la corneta que nos llamaba para la cena. Empecé a regresar al campamento cuando una suave voz me detuvo. Me devolví y vi a una niña, de más o menos mi edad, mirándome con ojos grandes y asustados. Corrí lo más rápido que pude hacia mi campamento y les conté a mis amigos.
Nadie me creyó, por supuesto, dijeron que había sido mi imaginación. Pero yo sabía lo que había visto ¿o no?

Al fin convencí a mis amigos que me acompañaran otra vez, para mostrarles lo que había visto. Regresamos pero no había nada, aunque sabíamos que si algo iba a aparecer, no aparecería inmediatamente, entonces encendimos la fogata y empezamos a contar historias. Al rato me aburrí y como el chocolate que me estaba comiendo lo derritió el fuego y me había caído en la camisa, decidí acercarme al lago para lavarme.

Cuando me agaché para tocar el agua, repentinamente volví a ver el reflejo de aquel rostro que había visto unas horas antes, pero esta vez, antes de poder gritar, unas poderosas manos me arrastraron hacia el agua. Desesperada luchaba contra esa fuerza que me halaba, esperaba que mis amigos hubieran escuchado la caída, o por lo menos notaran mi ausencia, aunque nadie llegaba a socorrerme.

El tiempo pasaba y me sentía más sofocada, más débil. El impulso de respirar se hacía cada vez más apremiante pero las manos invisibles me mantenían firmemente debajo del agua. En cierto momento mi cuerpo no pudo más, mis pulmones se abrieron por reflejo y el agua empezó a entrar en mi cuerpo. Era una sensación de quemazón, de angustia, de terror. Un momento después, todo quedó negro.

Un rato más tarde abrí los ojos y comprendí que seguía en el fondo del lago. Mirándo la noche estrellada supe que esta vez tampoco saldría. Esos niños que estaban en la orilla no se percataban de mi presencia, pero ellos no eran los amigos que hacía ya años me acompañaban el día que caí en este lago y este árbol, con ramas como manos, me aprisionó tan fuerte que no me dejó salir nunca más.

3 comentarios:

M dijo...

Kate: cuando lei el título, me imaginé un cuento romántico, casi de adolescentes.

Lo primero que se me ocurre es que tienes una idea muy muy potente, pero que no la desarrollaste completamente. Y sin embargo... sin embargo tu relato me puso los pelos de punta y la piel de gallina. A lo que voy es que quizás con algunos detalles, unas pequeñas mejoras y otras pequeñas omisiones en cosas que le restan fuerza al relato, esto habría quedado excelente, pero aún así sigue siendo muy bueno.

Releyendo, creo que puedo explicarme con que el principio es un poco "sinsabor" comparado con lo que pasa en la mitad del relato (mala idea leerlo de noche). El final circular simplemente buenísimo. Algo pequeño a mejorar que creo haber visto poco en tus relatos anteriores algunas puntuaciones desordenadas y tildes en lugares raros. La idea, Kate, una vez más, buenísima, aunque me habría gustado que le hubieras sacado más potencia, pero me imagino que ha sido la falta de tiempo :)

un abrazo grande!

Kate dijo...

:( sii.. habría sido más rico tener más tiempo para revisarlo, pero lo envié casi que sin releerlo. Sin embargo, gracias pr tus comentarios! Por ahí dejé un borrador de posible tarea, para cuando consideres pertinente subirlo!

Abrazo!

M dijo...

lo reviso de inmediato!