lunes, 19 de julio de 2010

La Pasantia

Era la primera fiesta a la que me invitaban desde que empece mi pasantía de verano en aquella multinacional reconocida. Yo tenia 18 años y me sentía grande, importante, casi toda una ejecutiva, excepto que todavía me faltaban tres años para graduarme y era todavía en gran parte dependiente de mis padres.

La fiesta la había organizado mi cuasi jefe. Un argentino muy divertido con el cual coqueteaba inocentemente durante horas de oficina. El argentino era guapo pero no me interesaba. Ya había puesto los ojos en Juan, un chico de mi edad que me gusto desde que lo conocí cuando nos presentaron. Juan también estaba haciendo una pasantía ese verano. Yo tenía a Juan en la mira como prospecto de amor de verano y ya nos habíamos besado entre copas - sin compromiso, por supuesto. Juan estaba conmigo en la fiesta solo como "amigo"

El argentino había puesto unos cuantos chorizos en la barbacoa. Estábamos en la terraza y una leve brisa nos traía el olor de la carne. Juan y yo conversábamos con otros chicos de nuestra edad que trabajaban con nosotros. El vino tinto había empezado a correr por mis venas y yo empezaba a tener una exquisita sensación de levedad. El timbre sonó y un hombre maduro entro, le dio un abrazo al argentino y le entrego una copa de vino. El argentino y el recién llegado se acercaron a nosotros.

- Les presento a Tomas, gerente de mercadeo. Dijo el argentino

Extendí mi mano y con una sonrisa me presente al gerente. El, apretó mi mano un poco mas largo de lo normal y me pregunto que estudiaba. Empezamos a conversar en grupo y poco a poco nos fuimos quedando solos. Al principio hablamos sobre el campo profesional: lo que el hacia, lo que yo quería hacer con mi carrera, y cosas por el estilo. Después de unas tantas copas lo profesional quedo atrás y conversábamos sobre lo delicioso que era bailar. Me pidió que bailáramos y así lo hicimos por casi el resto de la noche. Juan nos interrumpió y me dijo que se iba. Me sentí apenada por haberlo dejado solo todo ese tiempo así que me despedí de Tomas y me fui con Juan.

Al día siguiente me encontré con Juan y su amigo en un festival de Jazz. Mientras escuchábamos una de las bandas de Jazz, el amigo de Juan recibió una llamada en su celular. Hablo un par de minutos y luego se dirigió a nosotros:

-Era mi amigo que se va a encontrar con nosotros. Viene para acá en un par de minutos.

Unos minutos después, llego, nada mas y nada menos, que Tomas. Me sonroje al verle y me sentí un poco incomoda estando con el y Juan en el mismo sitio. Lo salude de beso en la mejilla. Nos tomamos unas cervezas y al final de la noche Tomas se brindo a llevarme a casa, con la excusa de que mi apartamento estaba en camino al suyo. Me fui con Tomas y cuando llegamos a su auto, un Audi TT del año, vi que tenía mi chaqueta, la que había olvidado en la casa del argentino la noche anterior.

- La dejaste en la fiesta anoche y quería asegurarme de que la tuvieras de vuelta…y también quería asegurarme de que te volvería a ver. Me gustas, y me gustaría invitarte a comer mañana.

- Me encantaría.

Fuimos a comer y a bailar varias veces. Tomas me llevaba a sitios elegantes, ordenaba vinos exquisitos y champaña con cada cena. Siempre hablaba de los negocios que estaba a punto de cerrar, de los países que visitaba en sus viajes de negocios, de los sitios a donde me quería llevar. Con el me sentía como una mujer sofisticada, madura y sensual. Cada vez que nos tocábamos sentía corriente en todo el cuerpo. Hacíamos el amor todo el tiempo y en todas partes. Nunca pensé que fuese posible explotar en éxtasis una y otra vez en una sola ocasión, pero así lo fue con Tomas. Nunca hablamos del estatús de nuestra relación y yo seguía saliendo con Juan de vez en cuando pese a que me la pasaba contando los minutos hasta el próximo encuentro con Tomas.

Era el ultimo día de nuestra pasantía. Tuvimos una fiesta de despedida en el trabajo. Mientras comíamos pastel, Juan me tomo de la mano y me guío a una oficina vacía. En aquella oficina me dijo que me amaba y que quería que fuera su novia aunque viviéramos en diferentes ciudades. Lo vi tan frágil y sincero y aunque mi voz interna me decía que fuera honesta, no podía soportar la idea de verlo decepcionado, así que mentí y le dije que si. Juan me invito a cenar a un restaurante elegante esa noche para celebrar.

Mientras caminábamos a nuestra mesa me quede pálida al ver que en la mesa de al lado estaba Tomas con otra mujer. Me quería morir. Le invente una excusa a Juan, y le dije que no me sentía bien y que me tenia que ir. Juan intento convencerme de que me llevaba a casa y yo me negué. Mientras caminaba hacia la puerta, la mirada de Tomas encontró la mía. Salí rápido del lugar y caminaba llena de ira y vergüenza al mismo tiempo. Me lo merecía. Debí haber sido honesta con Juan. si lo hubiera sido, no hubiera visto a Tomas con otra. No me sentiría culpable y engañada a la vez.

A la media noche tocaron en mi puerta. Abrí medio dormida y me sorprendí al ver a Tomas.
-Quiero pedirte disculpas.
-¿A que te refieres?
- Te mentí. Soy casado, y nunca te lo dije.

Agarro mi mano en la noche oscura y me beso.

- Te amo. Ya no siento nada por mi esposa. Quiero estar contigo. No me importa lo que cueste.

Lo mire con tristeza y le dije:

- Yo también te mentí. Estoy saliendo con Juan y la verdad no estoy lista para una relación con alguien tan mayor. Gracias por mostrarme aquel mundo clamoroso, pero lo nuestro, no puede ser. Todavía soy muy joven e inmadura aunque estuve jugando a mujer por un rato contigo, nunca podré ser quien soy. Mas no me arrepiento de los momentos contigo y espero algún día volver a sentir sensaciones tan intensas con alguien mas. Adiós Tomas.

Lentamente sentí mi mano escabullirse de la suya en la oscuridad y deje atrás aquella sensación correntosa que había sentido durante el verano. Cerré la puerta tras de mi y me dirigí hacia el teléfono. Levante el auricular y le marque a Juan.

- Àlo.
- Hola Juan. Es Ana. Quiero decirte que todo este tiempo he estado saliendo con otro hombre. No quiero ser tu novia. Perdóname y suerte en tu vida.

Colgué el teléfono mientras una lagrima se escurría por mi mejilla, y en ese momento me di cuenta, que ya no era una niña.

3 comentarios:

Kate dijo...

Vaya decisión la que toma la chica, pero me gusta la forma como termina, dolorosa pero consciente que es lo mejor para ella.

El lenguaje y fotografía están muy bien utilizado. El relato es muy acertado en cuanto a transmitir las emociones de la protagonista.

Una duda, ¿dónde queda el uso o alusión a la foto de la tarea? (¿o supongo que es implícito?)

Saludos!

Yiyo dijo...

Al final, en la despedida, la foto se describe aqui: "Lentamente sentí mi mano escabullirse de la suya en la oscuridad y deje atrás aquella sensación correntosa que había sentido durante el verano."

M dijo...

Yiyo: yo tampoco sentí que había alguna relación entre el texto y la foto, a pesar de haber leído tu explicación... pero creo que da igual! Tu texto es poderoso, lo leí con el corazón latiendo apresurado... es un texto sencillo pero potente, no sé cómo describirlo, pero me gustó muchísimo!

Pero, como todo es mejorable, sólo queda mejorar (valga la redundancia) el uso de las tildes y me parece que alguna que otra coma que me pareció puesta en un lugar raro. Pero por lo demás, felicitaciones por tu escrito, está muy bien narrado :)